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La denominación de Trífida proviene del aspecto de esta nebulosa de emisión y reflexión: tres brillantes lóbulos separados por oscuras líneas de polvo. Se trata de una de las grandes nebulosas que hay en la Vía Láctea en la región de Sagitario, en cuyo corazón se han descubierto estrellas jóvenes, discos protoplanetarios y otros objetos relacionados con la formación estelar. Al pie de la imagen el cúmulo estelar abierto M21.

23 de Junio de 2012 desde la ermita de Torrijas (Teruel) a 1375m. de altura, la Vía Láctea se extiende sobre un prístino cielo mostrando toda su complejidad a simple vista: estructuras, grumos, nebulosas, regiones oscuras… Tras fotografiar el cometa C/2011 L4 (PANSTARRS) que resultará también un espectáculo varios meses después, elegí la Nebulosa Trífida para capturar con un buen cielo y equipo la esencia de nuestra galaxia: gas, polvo y estrellas a gogó.

He tenido casi un año las tomas guardadas sabiendo que eran un pequeño tesoro, esperando un buen momento para procesar la imagen, no sé si por falta de tiempo, por miedo a no obtener el resultado esperado, o quizás esperando a aprender un poco más sobre este exigente arte. Creo que al final ha sido un acierto el esperar.

Con disparos de 210 segundos a ISO 1600 (no lo intente hacer desde cualquier sitio) y sumando más de una hora de exposición total apilé una imagen con un ruido muy contenido que me permitió afrontar un procesado prescindiendo de artificios, simplemente neutralizando el fondo, estirando el histograma, ajustando bien las curvas y aplicando una reducción de estrellas porque «Dios mío, está lleno de estrellas…».

Después de cinco años de astrofotografía digital, mi conclusión para conseguir una buena imagen es: obtener la máxima relación señal-ruido posible y procesar lo mínimo posible.